"El terror es nuestro enemigo común", rezaba una pancarta que portaba un joven palestino  en las afueras del consulado estadounidense al este de Jerusalén. Aunque nada más saber la noticia del ataque muchos palestinos lanzaron gritos de victoria, la mayoría de la población lamentó el atentado en gran parte porque comparten experiencias similares.

En Tel Aviv, como en muchos otros lugares de todo el mundo, se encendieron  pequeñas llamas por las vidas de todas las víctimas del ataque terrorista a Estados Unidos. En este caso, los miembros de las comunidades judías lo hacieeron en el mismo sitio en el que un suicida mató a 21 personas e hirió a casi un centenar al hacer estallar varios explosivos frente a una discoteca.

Varios dibujos de niños alemanes colgados frente al consulado general estadounidense en la ciudad de Hamburgo, al norte del país, muestran la solidaridad de este pueblo que se ha sentido especialmente afectado por el ataque.  "Hoy, todos somos americanos".

En Praga, las campanas de la catedral de San Vito como la 'Zikmund', la más grande, expresaron  el dolor de los checos ante el ataque sufrido por Nueva York y Washington. Durante cinco minutos toda la ciudad  recordó, acompañados por las campanadas, a las víctimas del atentado.

Las noticias de lo acontecido en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001,  llegaron  rápidamente a todos los rincones del mundo. Incluso las monjas de los monasterios de clausura en Bielorrusia rezaron por las víctimas.

Con la cabeza entre las manos,  Juan Pablo II hizó una pausa en su oración durante su Audiencia General semanal en el Vaticano. El Papa condenó  los devastadores ataques terroristas y los describió  como "un oscuro día en la historia de la humanidad". 

No sólo los religiosos, sino que la mayoría de los líderes políticos de todos los países se han pronunciado, en un sentido u otro. El Primer Ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, reafirmó su respaldo al Gobierno estadounidense ante "un ataque contra la democracia y la libertad".

Yasser Arafat fue uno de los primeros palestinos en ofrecer su ayuda para las víctimas, donando sangre para los heridos.

El líder de la Vuelta a España, el ciclista español Botero, lució un brazalete negro en luto por los sepultados por las Torres Gemelas en Nueva York. Otros eventos, tanto culturales como deportivos, incluyendo los partidos de esa semana de la UEFA, fueron suspendidos o aplazados.

Un trabajador bajó las banderas de los distintos países hasta la mitad de los mástiles en el Parque de las Naciones de Lisboa. El gobierno portugués  declaró dos días de luto nacional.

Una niña bielorrusa depositó una vela junto a lla bandera norteamericana. Los actos de condena y vigilia por las víctimas del ataque en Nueva York y Washington continuaron en muchos rincones durante días.