Sr. Director General, autoridades, querido presidente,   amigos todos.

Me vais a permitir que este premio se lo dedique a mis ausentes, a mis padres, a mi hermano y a mi pareja. Hoy echo de menos a los cuatro. Algunos se fueron demasiado jóvenes.

 

 

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En 1965 gané en el colegio un premio a la buena conducta: “es una chica muy responsable y muy trabajadora”, le dijo la monja a mi madre. Cincuenta años después,  este que hoy recibo  creo que me lo dan  por el mismo motivo.

Es desde luego un  honor ser el octavo premio Imán, sobre todo leyendo la lista de mis predecesores: José Verón, Manuel Forega, Rosendo Tello, Angel Guinda, Fernando Ainsa, Emilio Quintanilla Buey y Luisa Miñana.

Doy las gracias a los compañeros que con su voto han considerado que yo merecía este premio, lo acepto complacida, porque me avala el haberme tomado siempre en serio esta asociación. Los creadores, los artistas y faranduleros tendemos a ser demasiado individualistas,  con un ego desmedido, muy  pocas veces  ratificado por nuestras obras,  y en muchas ocasiones tiznados por comportamientos mezquinos y egoístas,  pero no es así como conseguiremos avanzar, porque solo unidos,  trabajando juntos, y dignificando la profesión, conseguiremos alcanzar metas.

El oficio de escribir es un acto íntimo y casi espiritual. Os confieso que para mí no hay nada tan intenso, como el placer de inventar una historia y convertir lo soñado en realidad. Y nada hay comparable con la emoción de encontrar a un lector o lectora que disfrute y se identifique con lo que he creado. Esa es la magia del trabajo creador. Lo demás, todo lo demás, son fuegos artificiales, la fatua hoguera de las vanidades.

A pesar de que por ahí corre el rumor de que tengo un carácter enérgico, lo cierto es que soy demasiado sentimental y emotiva, así que no voy a ahondar en intimidades, solo, y para finalizar,  quiero reivindicar el INCONFORMISMO (con letras mayúsculas) porque debemos de huir de lo fácil, de lo mediocre, abandonar la autocomplacencia, porque solo siendo exigentes con nosotros mismos, avanzaremos, no hay otro camino.

Esta noche es muy especial para mí por muchas cosas, es día de elecciones, eso siempre es emocionante, y más  últimamente que acaban siendo noches de insomnios, desvelos e incertidumbre.

Si todo se desarrolla según lo previsto y la candidatura presidida por mi querido Javier Fernández López, obtiene más votos a favor que en contra, saldré de este hotel convertida en Secretaria General de la Asociación, y desde este cargo me comprometo a seguir haciendo lo que he hecho siempre desde que me afilié en agosto de 2006: a trabajar con seriedad. Nada más.

Que cuando llamemos a la puerta de los despachos de estos señores, que se dedican a gestionar el dinero público, el dinero de todos, nos tengan en cuenta por lo que somos, por representar legítimamente a los escritores aragoneses, un club del que ellos dos, afortunadamente, también forman parte.  Y de lo de hacerse socios ya hablaremos luego.

Así que ya solo me queda agradecer vuestra presencia y vuestro afecto y os prometo que habrá más.

Muchas gracias.