Ilustraciones: Homenaje a Benjamín de Tudela.
para el libro Volveré aunque solo sea para morir en tus orillas.

El viajero
©Pilar Aguarón Ezpeleta
Volveré aunque solo sea para morir en tus orillas, dejó escrito con letra firme, antes de desaparecer camino de Zaragoza.
Lloré su ausencia y recordé aquella tarde junto al Queiles, cuando nos detuvimos para dejar pasar al cortejo real que venía de Pamplona. Benjamín, al ver la saya carmesí y dorada de la reina asomando por el carruaje, me susurró que un día me cubriría de piedras preciosas, de damascos y de sedas. Nunca hasta entonces había notado esa determinación y ese brillo en su mirada. Entonces supe que se acabaría yendo.
Más de dos lustros, con todas sus noches, tardó en volver. Llegó con el rostro ajado por el sol y las ventiscas. Cierto es que no me cubrió de sedas, tampoco me hizo falta. Compartió conmigo su sabiduría, su fe, sus legajos y el recuerdo de aquel viaje que, de alguna forma sé, no se olvidará nunca.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies