CON OTRAS MIRADAS
Exposición de Pintura de Pilar Aguarón Ezpeleta.
En el ECAD desde el 8 al 26 de Febrero 2011. ZARAGOZA

Un milagro diminuto
©Amando Carabias María.

Escribía, o sea respiraba o me desangraba o reía por las yemas de los dedos, hoy, esta mañana, treinta y uno de enero de dos mil once, que, para las cuentas de mi vida, ha sido el último día del año dos mil diez, cuando un milagro diminuto, casi invisible, me ha zambullido en el compás frío de la mañana.
Estos milagros sólo brotan en algunas ciudades tan pequeñas que parecen dobladas como un pañuelo y caben en el bolsillo del pantalón, incluso sin desmontar las veletas de las cúspides de las torres de las iglesias.
Vivo en una ciudad de semejantes proporciones, una ciudad que se puede mirar a los ojos sin empinarse mucho. Lo justo, quizá lo necesario. Una ciudad tan pequeña que es inabarcable como el latido de un corazón.
¿He dicho que escribía, o sea respiraba o me desangraba o reía por las yemas de los dedos? Sí, creo que lo he dicho. Entonces, de pronto, como una aparición sonora, ha aullado sorprendiéndome, asustándome —tan ocupado estaba en respirar o en desangrarme—, el timbre del portero automático.
Mientras me abrochaba las venas, pues ciertas intimidades, aunque se cuenten, no conviene contemplarlas —cuestión de higiene pública—, he descolgado el telefonillo y por suerte he podido hablar, por suerte mi voz no ha perecido en ahogada en el torrente matinal de versos y luz gramínea…
—¿Amando Carabias María?—, ha preguntado el telefonillo como un pájaro fumador de cigarrillos rubios de importación. —Tengo un sobre que no cabe en el buzón—. Era el cartero, he deducido a pesar de todo.
Un cartero que quizá ha adivinado que portaba, dentro del sobre amarillo como la mies del campo, el latido atrapado para siempre de muchas gotas de sangre sonrientes y felices, que han ocupado el sueño de Pilar, de nuestra amiga Pilar Aguarón.
El matasellos, como una carcajada tatuada, era de Zaragoza, que es una ciudad más desdoblada y más alta y más extensa que Segovia, mi ciudad, por tanto hay más besos y caricias por repartir y, también, supongo, más soledades y menos carteros como este pájaro sudoroso a pesar del frío.
Y al llegar de nuevo a mi hontanar, he abierto en un desgarro inmisericorde el sobre y las letras de Pilar Aguarón me sonreían, me saludaban agitando pies, manos y trenzas infantiles. Pura algarabía.
Parece ser que la burocracia de la gran ciudad ha retrasado y retrasa un número de trece dígitos —debe ser difícil leer trece dígitos sin tropezarse con alguna esquina—, pero como su sueño ya está maquetado, me ha enviado el libro que, porque ella lo ha querido complementará su próxima exposición. Con otras miradas. 24 escritores en torno a la pintura de Pilar Aguarón se titula la próxima publicación.
Y porque ella lo quiso y yo acepté como se aceptan los regalos el día de Reyes, también aquí están mis respiraciones, un poco de mi desangrarme diario. Y pronto, muy pronto, con su autorización, compartiré en este espacio ese pequeño relato…
Si sus pasos no están lejos de Zaragoza o si sus zapatillas quieren ponerse en marcha, la exposición de Pilar Aguarón Ezpeleta se celebrará del 8 al 26 de febrero de 2011 el ECAD de Zaragoza.

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