Con las manos sobre el lienzo
© José Luis Arenas

Pilar Aguarón habla y vuela con las manos sobre el lienzo y pinta rostros a los que imprime carácter, determinación y una hondura en sus miradas, inquietante a veces y conmovedora siempre. Son miradas comprometidas con el ser humano y sus conflictos, con los que convive en el devenir de una existencia compleja, tantas
veces carente de sentido.

Por otro lado la pintura de Pilar no es instrumento de una sola cuerda, también profundiza en los paisajes; y lo hace bien, muy bien. Se extrae de ellos una riqueza lírica fundada en la expresividad de los colores puros. Sería de agradecer que ese caudal poético que posee su obra no se limitara al trazo en la tela y abriera, con la palabra libre de

hojarasca, una nueva vía, una segunda eternidad , una nueva visión de esa realidad suya tan rica en matices.

Personalmente, la intensidad que confiere a su pintura me transporta a una dimensión donde la siento habitando mis pasos. Y no tengo ninguna duda que, bien sea en su pincelada enérgica o en el cuidado de la palabra, todo el rigor de la vida palpita, se estremece entre sus manos.

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