La casita de las muñeca
El día en que mi hijita Nelia cumplía siete años mi esposa me pidió que fuera a comprar helados para la fiesta al supermercado, pero yo preferí quedarme con Neli
montando su enorme casa de muñecas, no la pudimos terminar.
Media hora después escuchamos un frenazo, un golpe seco y algunos gritos, fui a la ventana a mirar la calle y allí estaba ella tumbada sobre el asfalto
como si estuviera dormida, en el pavimento había manchas de helado mezcladas con su sangre.
A partir de ese día me quedé completamente solo para cuidar de la niña, pero no supe hacerlo bien. Empecé a beber y a colocarme con todo lo que
pillaba, perdí mi empleo y un juez pensó que la niña estaría mejor con la familia de mi mujer.
La noche que se llevaron a mi pequeña bebí demasiado y dicen que apuñalé a un hombre en un bar, no recuerdo nada
de aquella noche, pero me detuvieron y me trajeron aquí, ya va para seis años.
En el taller paso muchas horas, estoy construyendo la mas hermosa casa de muñecas que mi niña pudiera soñar, no tengo prisa, quiero que sea la mejor, a Neli le gustará.
La casita tiene
una fachada de balcones, tres plantas, seis habitaciones amuebladas, un baño y la cocinita con un fogón de carbón y una despensa con aparadores, a la entrada le estoy
haciendo un porche enrejado y debajo del tejado una
buhardilla a la que se sube por una escalera de caracol.
Yo le escribo cada semana contándole como va su casita, pero no
sé por qué siempre me devuelven las cartas sin abrir.
Copyright
©Pilar Aguarón Ezpeleta
Perteneciente al libro LA NUNCA
CONTADA HISTORIA DE JUAN IRINEO y
OTROS CUENTOS©2011
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