EN HORA DE CLASE

José Antonio Prades/Anabel Consejo/Pilar Aguarón Ezpeleta.

—Están en una postura forzada, ¿no? Emiten una energía envolvente y su mirada a lo alto da idea de que han culminado, incluso sus músculos parecen distendidos. Sin embargo, el pene muestra una erección potente y la vulva está inflamada y húmeda, prestos ambos a sucumbir ante el deseo. No creo que deban verse así, no cuadra con la realidad de ninguno de los dos y mucho menos del momento expresado. Además, el tamaño del pene parece desmesurado, fíjate, supera la línea del ombligo y presenta todo el glande descarnado; no digamos de ese clítoris abultado que asoma entre los labios. Hay que hacer modificaciones, muchas, ¿no sé cómo lo ves?

—Ya sabes que los japoneses son un poco exagerados. Su fantasía se desborda en los manga hentai. Todo es excesivo: desde el tamaño de los falos, de los clítoris, de las tetas, de las lechadas, de los dildos… Los gritos de ellas que siempre dicen no, pero por los ojos se les escapa el placer y el asombrado sonrojo por las mejillas; la superioridad machista del violador satisfecho… El cacheteo de las carnes, la humedad desbordante… Así que tampoco me extraña que esa postura les resulte incluso cómoda a estos contorsionistas del sexo animado. ¿Te imaginas tú y yo en esa postura? Si llegáramos a conseguirlo, estaríamos una semana con agujetas.

—¡Qué cosas dices!, pareces un libertino hablando así, venga cierra eso que nos van a pescar. Juan apagó el ordenador mientras Sole recogía las libretas y salía apresurada del aula.
El chico la alcanzó y le preguntó en voz baja:
—¿Tú lo has hecho?
— ¿Yo? ¡Jamás!
— ¿Y te gustaría?
—Bueno, alguna vez tendré que hacerlo, pero espero que sea más delicado que lo que hemos visto, así que prefiero esperar a que aparezca el chico perfecto.
Juan se le acercó, sacó valor y añadió:
—Mi abuela piensa que soy perfecto, deberías tenerlo en cuenta.

Sole se echó a reír nerviosa y apretó la carpeta contra su pecho.