EL VUELO DE LA OROPÉNDOLA

Me iré de madrugada,  bordeando el amanecer tras una noche de insomnio y despedidas.

Sé que me extrañarás en el mes de abril, cuando los árboles comiencen a cubrirse de hojas. Y me recordarás como algo que no acabará nunca, esa fragancia en el aire, ese remordimiento teñido de añil y este silencio tan hondo.

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